Quién: Juli Giuliani
Dónde: El Poble Sec, Barcelona.
De dónde: Soy hispanoargentino, nacido en Países Bajos.
Pasión: La música.
Acabas de estrenar disco, Summer Never Ends, ¿cómo estás viviendo estos días después de entregarle al público un proyecto tan personal?
Estoy con la promoción, lo que se traduce en que voy gestionando el tiempo y organizando cosas que tienen que ver con ello, entrevistas, bolos, etc. Lo que me está molando, sobre cómo funciona todo hoy en día, es que se publican singles y el feedback es casi inmediato. Cada día hay gente que descubre el disco, la cosa va poco a poco, en modo progresivo y espero que siga siendo así y se alargue, por ejemplo, muchos amigos no lo han escuchado entero por eso mismo, por la forma de consumir música actual, la gente está con mil cosas y parece que falta tiempo para sentarse y escuchar un disco de seguido.
Qué diferencias encuentras si comparas este período post lanzamiento al que viviste cuando sacaste The Mayor (2019), tu trabajo largo inmediatamente anterior a éste.
No es que sea un boom en números pero sí que estoy notando que estoy llegando a nuevos oyentes. También creo que toda mi música tiene una vibe en común, no me considero del tipo de artistas enganchado a la ola del momento. A la gente que me escucha desde hace tiempo le gusta lo que hago porque sigo en la misma línea. No es un público que en dos años esté escuchando otra movida y más adelante otra distinta cuando cambie la tendencia. La gente que conecta con mi propuesta le gusta el rap, el funk, el soul, la música negra en general, cuando te mola eso te mola siempre, por eso siento que el que me escucha por primera vez se queda.
El disco transita por caminos marcados por instrumentos reales, comenta esa condición orgánica del disco y la elección de los productores.
Me apetecía hacer un disco en el que poder sacar a relucir mi versatilidad y tocar varios estilos del abanico musical en el que gravito. Creo que, como te dije antes, desde que empecé, mi música es identificable con la misma vibe y la columna vertebral del disco sigue siendo el funk y el groove.
Respecto a los productores, la elección se fue dando sobre la marcha. Destaco el trabajo con Mabreeze y Karmasound, que son con quienes estoy haciendo música ahora. A Mabreeze le produje un EP el año pasado pero no habíamos trabajado juntos de este modo, con él de productor. Los tres encontramos una sinergia muy buena en todas las facetas de la producción. Me he encargado de algunas labores, como producir algún track, buscar músicos, arreglos, etc. Mi búsqueda se inclina más hacia el lado musical que al de las barras y rapeos. Pienso más en hacer algo musicalmente bueno antes que un tema de rap explosivo. Por eso creo que el disco va más allá de lo que es un trabajo de rap clásico. Tengo la impresión de que se ha quedado un disco apto para cualquier tipo de público, pero no para la masa. Ojalá que así sea, una de mis intenciones es que mucha gente entre en la onda funk del disco y que mas gente en España se empiece a identificar con sonidos más groovies. No puede ser que no haya propuestas de rap más funky en nuestro país.
En la presentación o listening party del disco, cada canción se escuchaba y se veía, ¿es tan necesario que cada canción esté acompañada de una pieza visual para que tenga más gancho?
No debería ser así pero a la gente le entran las cosas por los ojos. Vivimos en un mundo con demasiados inputs, donde todo se consume tan rápido, que se necesita una imagen que haga la función de ese gancho que comentas. En el disco hay varios tracks con su respectivo videoclip y para los que no lo tienen creamos un visualizer, una especie de video sencillo. Lo que hicimos fue que en la sesión de fotos de la que salió la portada y el diseño creamos un montón de imágenes que hacen la tarea de ambientar todo los elementos visuales en un mismo mundo, ya sabes, verano, sol, palmeras, playa, etc. Digamos que intento adaptarme a la forma que tiene el consumidor de hoy en día de absorber la música.
Hablando un poco de tu filosofía o del sentido de tu mensaje, ¿cuál es la razón para que tu música, dentro del género rap, intenta identificarse con un oyente que vive una vida normal en vez de “entretenerle” con historias sobre violencia, fiesta, drogas y todos esos recursos habituales del rap.
Siempre he hablado de las cosas que para mí son importantes. Este disco habla mucho de una búsqueda. Cumplí 30 años mientras trabajaba en él, al acabarlo se cerró una etapa en mi vida. Parece que es una edad en la que uno quiere definir hacia donde va, lo que le gusta y lo que no. Creo que hay mucha búsqueda porque hay una sensación de estar perdido. Así es como me he sentido estos últimos años. Me apetece romper con la figura del rapero duro y hermético, que no es que la haya construido pero uno inconscientemente entra en ciertos discursos que forman parte del rap y que te acaban influyendo. Creo que la madurez personal me ha permitido liberarme de muchas cosas y no tener miedo a mostrarme sin dejar de ser yo mismo. Al final, eso es lo que te hace crecer como persona y por consecuencia como artista. Esa es la búsqueda a la que me refiero, la de traspasar un prototipo y construir mi propio perfil de rapero, uno que te habla de cosas normales. Ni soy un tío chungo ni he tenido una vida chunga, intento transmitir mi realidad. Me gustaría que este disco ayudara a abrir un nuevo camino en cuanto a sonoridades y actitud en el rap que se hace aquí.
En la canción «Wah» dices que vas a hacer que el hip hop vuelva a molar, ¿a qué te refieres?
Esas líneas tienen dos lecturas. Cuando digo “raperos que se ríen del rap me dan risa”, me refiero a que en el cambio que ha experimentado el hip hop en los últimos años hay muchos nuevos artistas que se desvinculan de él, incluso se ríen de los rappers mayores. Y lo encuentro un sinsentido porque de ahí es de donde venimos. Parece que llegó una moda que interpreta que el rap se quedó “patrás”, pero mira ahora, está volviendo el rap más crudo. Básicamente, lo que hago es reivindicar que a mí nunca me va a dejar de molar el rap. Para mí siempre va a ser algo guay y fresco. Estoy intentando que vuelva a molar pero de otra manera, refrescándolo, sin estar anclado en los 90. Hay muchos artistas que lo hacen y eso me flipa, mira, por ejemplo, a Tyler, un pibe con una actitud súper suya y un rollo funky, que ha roto con cualquier movida estricta y ha encontrado su sonido. Hay mucha gente que dice que el mumble rap es una mierda o que el hip hop actual no mola. Y creo que es erróneo pensar así, en el hip hop actual caben mil movidas y las hay increíbles, artistas de todo tipo, bandas de r&b, músicos haciendo cosas geniales y rappers haciendo música guapísima.
¿Por qué no aparecen otros raperos en el disco?
Hay apariciones en los estribillos, pero vuelvo a hablar de que mi búsqueda, la de la “vibra” artística, está más centrada en lo musical que en lo vocal. Las colaboraciones son de productores y músicos. Es un disco mío, bastante personal, y creo que tengo la suficiente versatilidad para no echar en falta colabos de otros raperos. No es algo que vaya a dejar de hacer pero ahora estoy centrado en la música. Poner un guitarrista acá, unos arreglos allá. Ese es mi trip ahora mismo.
¿Si este disco es una oda al verano cómo será el próximo, más frío y gris, quizás?
No, creo que siempre perseguiré la luz. Y este proceso forma parte de una madurez personal. Cuando estoy mal no quiero proyectar mi negatividad en una canción, intento hacer algo respecto a mi vida y dirigirme hacia lo positivo. Funciono por brotes creativos, intento no pensar y transmitir algo positivo. Lo que le das al mundo es lo que recibes y no me interesa entrar en un círculo de mala energía. Celebrar la alegría y el bienestar personal con mi música es algo que me tomo muy en serio.
¿Cómo está el hip hop en Barcelona?
Es todo muy relativo. No veo que haya una escena unificada, veo que los artistas hacen su movida por su cuenta. Lo que estoy haciendo, o intento hacer, no está vinculado con ninguna escena que exista ahora mismo por aquí. Están los chavales del trap y del drill, la peña más underground, la “vieja escuela”, etc. No veo mucho funky y soul dentro del rap nacional. Me gusta porque muchos músicos jóvenes de jazz y estudiantes de música están conectando con el hip hop. Creo que en la época de las jams de Robadors 23 se generó una onda muy guay de la que salió, por ejemplo, Big Menú. Por allí pasaron Scandaloso Expósito, Rosalía y un montón de gente más. Fue una conexión entre el jazz y el hip hop que generó un circuito interesante. Ahora también los hay pero son más individuales y yo no me siento parte de ellos. Espero que cada vez haya más músicos metiéndose en la movida hip hop, me parece súper importante para el r&b y el soul facturado aquí.
Next step.
Tengo muchísima música y muy diversa en proceso. Desde electrónica y house hasta acústicos. Mi exploración está yendo hacia la diversificación. Cada vez trabajo más con Mabreeze y Karmasound. No digo que me estoy alejando del rap sino que lo estoy enfocando desde otro punto. Haciendo algo más musical, valga la redundancia. Ese es mi próximo paso a largo plazo. En un plano más corto, hacer bolos para presentar Summer Never Ends, montar la banda, girar y defenderlo poco a poco. Ya estuve tocando en el 2019 en Argentina, Chile y Uruguay, fue estupendo y me encantaría poder cruzar el charco de nuevo.
Juli Giuliani presentará Summer Never Ends en el festival Say It Loud el 29 de octubre.
Entrevista y fotografías por John López
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